“¡Se feliz!”

Buenas noches. Pensaba tomarme más tiempo para preparar la segunda publicación pero el mundo se ha compinchado y la inspiración se ha paseado por aquí antes de lo previsto. El entorno de las redes sociales no deja de fascinarme. Y hoy os traigo un nuevo microrelato basado en hechos reales que seguro suena a muchas mujeres.


Maite está trabajando, a deshoras -como siempre-, y con un agujero en el estómago. Es hora de comer. De hecho lo es hace un buen rato, sin embargo se resiste a abandonar la mirada de la pantalla del ordenador. Sabe que en ese preciso instante perderá toda la concentración, esa que tanto le cuesta encontrar cada día. En un momento de despiste decide ‘surfear’ por las redes, a ver si se ‘cuece’ entre sus numerosos amigos internautas. Como suele ocurrir, en ocasiones se cuela alguna solicitud de amistad de gente que no conoce, y en este caso era el momento de toparse con una… muy curiosa:

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Inicio de la conversación

15:36

A: – hola como estas ¿se puede?
M: – ¿Te conozco?
A: – Que yo sepa no ….pero me pareciste una chica muy maja. Espero no molestar.

En ese momento… le molesta. Y piensa en responder mal. Pero claro, en seguida le vienen numerosas voces a la mente del tipo: «Pero si lo has aceptado tú, tu culpa». «A ver, tampoco ha sido grosero, no hace nada malo por saludar», «¡Malpensada!, pero tú que te crees», «Bueno, elimínalo y listo, no te vayas a meter en un lío, no lo conoces de nada». Entre mil y un pensamientos, al final, decide cerrar la red social y marcharse  a comer. El estómago se lo agradece.

Al final del día, una vez en casa, relajada, viendo el primer programa de telebasura que ha aparecido en la televisión -que ha encendido sin otro ánimo que el de tener algún tipo de compañía de fondo-, coge el portátil y decide revisar, de nuevo, sus novedades.

20:30
A: – Veo que si… disculpa pues
M: – No suelo hablar con gente que no sé por qué me agrega. Saludos
A: – Te agregue porque me pareciste maja como chica ….
A: – como imagen…. exterior. (Menos mal que lo aclara) 

«¿Por mi imagen exterior? ¡Esto es lo que me faltaba!», piensa, sumamente molesta. Tras ver que su maravilloso plan de ignorar al intruso digital no ha servido de nada, y comprobar que el tipo en cuestión no se enteraba de lo molesto que estaba resultandole a una persona que no conocía de nada,  Maite se decide a contestarle e intentar explicarle lo que estaba haciendo mal. ¡Qué error!

M: – En fin, no sé que pretendéis la gente que creáis estas cuentas, y no sé si funciona o no pero de verdad, sois muy molestos. Gracias por eliminarme, te has adelantado.
A: – Ya sabes… menos mala leche y mas forza al canut (Esto no le queda muy claro) 
M: – ¿mala leche? Si no andaseis molestando a gente que no conocéis de nada no tendría que enfadarme.
A: – Si… es lo que has demostrado… es igual
A: – Pues si te enfadas por esto…. todo se explica
A: – Que vaya bien… que seas feliz y más alegre !
Atónita. Así queda Maite, sentada frente a la televisión que ya ni suena, con el portátil sobre las pantorrillas, y sin saber muy bien qué hacer… Claro, no le queda otra que esperar a la siguiente visita molesta. Seguro que tendrá pronto la siguiente. Y cierra el ordenador.

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